Anécdotas de mi mudanza
Recuerdo mi última mudanza, todo un lío. Sin darme cuenta y tras más de 11 años viviendo en la misma ciudad había ido acumulando un montón de cosas, toda una vida, un hogar. Y como os decía sin darme cuenta.
Ahora que lo pienso transcurrido el tiempo, creo que ese fue mi fallo a la hora de realizar mi mudanza. Pensaba que apenas tenía cosas que trasladar, que no poseía tantos bienes y que en cuestión de un día habría podido trasladar toda una vida a 200 kilómetros de distancia.
La primera decisión equivocada que tomé fue el trasladar todas mis pertenencias en mi propio vehículo que a pesar de ser amplio, lógicamente no era suficiente. Si volviera atrás os aseguro que contrataría una empresa de mudanzas especializada con lo que me hubiese quitado un montón de sofocones innecesarios.
Otro de mis fallos fue dejarlo todo para última hora. Tenía que abandonar la vivienda en dos días y no había comenzado a empaquetar ni organizar nada. Es más, ni siquiera había buscado los accesorios necesarios para realizar la misma, esto es, ni cajas, ni bolsas, ni papel… nada de nada.
Al final, tras muchos disgustos, conseguí realizar mi mudanza exitosamente, aunque durante el transcurso de la misma fueron muchas cosas las que se quedaron en el camino, entre ellas algunos kilitos míos debido al constante ir y venir, las prisas, el peso que tuve que cargar… y un sinfín de cosas más.
Os puedo asegurar que las consecuencias de una mudanza mal hecha van más allá de la propia mudanza. Han pasado ya más de tres años desde que realicé mi mudanza y aun hoy tengo un montón de cajas si abrir, el motivo es sencillo, me da verdadero pánico encontrarme un montón de cosas sin ningún orden y probablemente en malas condiciones debido a la forma que tuve de empaquetarlas, un desastre ciertamente.
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Os vuelvo a insistir, eso sí, desde mi más humilde experiencia, si os veis en mi situación yo que vosotros buscaría una empresas de mudanza con lo que segurísimo que ahorráis en quebraderos de cabezas.
